(En VISUAL magazine, nº 178)
En El Sur, de Erice (que transcurre íntegramente en el Norte, años 50), la protagonista adolescente quiere romper con un novio apodado Carioco que pinta su firma en un muro a las afueras de Ezcaray. Pero la alusión al personaje del Pulgarcito no está en el relato de Adelaida Gª Morales, base de la película. Que un cine tan exquisito y meticuloso como el de Erice haga sitio al tebeo refleja cómo éste expresaba a la sociedad. También es cierto que ese novio era un macarra y le gustaba que lo tomaran por loco peligroso. Porque, en los primeros años de la serie de Conti en Pulgarcito, El Loco Carioco era un demente recluido en un manicomio del que escapaba para vivir peripecias delirantes, a menudo consistentes en aterrorizar al vecindario. Habría que preguntar a Eduardo Mendoza si el protagonista sin nombre de algunas de sus novelas, internado en un psiquiátrico, a quien el comisario Flores va a buscar para que le ayude a resolver casos, tiene parentesco con Carioco. Un sí no nos sorprendería. (…)
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