Acantilados

Las volutas del cigarrillo apenas velaron el brillo hiriente de la mirada, y ella comprendió lo inoportuno de haberle mencionado a Rip los acantilados de Dover.

No por la imponente belleza del paisaje recordado, ni por lo placentero del viaje compartido por ambos en el Morris hasta la costa este, sino porque al evocar el precipicio se traslucía en sus ojos —a saber cómo— la idea que entonces se apoderó de su imaginación: empujarle.

Luis Pérez Ortiz

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